Entonces, perdido en el vacío, pienso en una duda existencial que me ha tenido despistado últimamente: “¿Me siento solo?” Inmediatamente esa pregunta queda remplazada por “¿Estoy solo?”, en un intento por conciliar mi sentimiento con la realidad.
Es en ese momento cuando me doy cuenta de la absurdidad de ambas preguntas. Nunca he estado solo. Y sé que nunca lo estaré mientras yo quiera que así sea. Tengo personas que me demuestran aprecio, respeto y amor a diario; personas que me piden confianza y rivalidad con el único objetivo de mejorar a su lado; personas que me exigen cariño y por las que me exijo lo mejor de mí mismo. Siento en mi alma la calidez, el apoyo, y la sonrisa de quienes me conservan en su corazón. Siento como he obtenido de ellos más de lo que jamás pedí, por luchar y esforzarme por hacerles sonreír de corazón, que es todo cuanto me propongo.
Al igual que el paisaje que presencio, la sensación de tenerlos a todos cerca pese a estar lejos, es de una belleza indescriptible. Un sentimiento que me transmite un alivio que se expresa en forma de una tímida lágrima que escapa por encima de mi mejilla.
Parece que las cosas están más claras ahora. El viento ha empezado a soplar con fuerza y la sensación de frío es más que palpable, pero por mí como si quiere llover. Me siento muy bien.
Así que cojo aire profundamente y me despido del paraíso hasta la próxima vez, esperemos que con alguien con quien compartirlo.
2 comentarios:
Un amigo de un amigo de... dijo un día que venimos solos al mundo y de él nos vamos solos y que depende de nosotros cómo y con quien gestionar el tiempo del medio.
podi-.
Me gusta ^_^
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