viernes, 18 de marzo de 2011

La centésima entrada, la crisis de Japón, y otros cuentos para no dormir.

No me había dado cuenta hasta entrar esta tarde aquí. Esta entrada es la número 100. Puesto que a las personas nos gustan los numeros redondos en matemática de base 10, pues me hace ilusión haber llegado a este punto. A partir de ahora voy a crear una nueva dimensión blogueril, en donde el cambio más pronunciado será que seguiré publicando lo que el corazón me pida, es decir, más o menos como hasta ahora. (n_n)

No sé ahora mismo cuánto tiempo llevo con el blog (tres años? cuatro, tal vez?), pero creo que sigue sosteniéndose en el principio en el que se basó de buen comienzo: escribir todo aquello que me apetezca, ya sea para compartirlo con el mundo, o para contarlo simple y llanamente, y sacarme una espina de encima.

La idea de hoy era comentar un poco el caos mediático que atraviesa Japón. Todo el mundo escribe y habla de ello. La información va apareciendo día a día. La desinformación se multiplica minuto a minuto. La sensación de pánico que se nos ha transmitido desde los medios, es cuanto menos intencionada. En un mundo conectado a la red, pronto han quedado desmentidas en la red todas las exageraciones de lo que nos venden como un país sumido en el caos más absoluto. Así quien tenía familiares en Japón se puso histérico hasta tal punto que algunos familiares han tenido que abandonar Tokio para irse a Okinawa u otros destinos, lejos de lo que nos marcan como el punto más próximo al infierno.
Me ha encantado la labor y la utilidad de las redes sociales para que todo el mundo pueda estar en contacto. En una web de seguimiento de mangas montaron un dispositivo de rastreo y seguimiento para saber del estado de cada autor de manga conocido. Me pareció una iniciativa digna de alabanza. Las redes sociales pueden ser usadas de un modo muy humano y eficiente, queda demostrado.
Y acerca de los reactores nucleares, en este instante parece que han logrado "frenar" el aumento de temperatura, aunque la situación sigue siendo crítica. Se conocen los hechos ocurridos, y tienen una idea de todos los caminos que puede tomar esta situación, pero desconocen por completo como está el nucleo de cada reactor a falta de instrumentos de medición.
También se dice que éso evidencia que la profecía de 2012 se podría cumplir. (En un país donde históricamente han sufrido terremotos y tsunamis durante toda su historia, eso no tiene sentido apocalíptico alguno).

Un servidor, aun siguiendo los detalles de la catástrofe de cerca, lleva una semana más bien pendiente de su propio terremoto personal con el sexo opuesto en condiciones parecidas: se conocen los hechos, las posibles opciones, y no se tiene ni la menor idea de su situación actual a ojos ajenos. Ni tan siquiera los propios, a falta de instrumentos para medir el corazón (del alma), puesto que para el músculo en sí existen sofisticados sistemas de chequeo y análisis, capaces de detectar cuando quien lleva el aparto es besado o besada, gracias a un supuesto aumento del ritmo cardíaco (se ha comprobado).

Semana atípica pues, con muchas novedades. Conociendo personas con buen gusto para las casas las guitarras y la música, perras (el animal) que me odian por ser hombre, amistades que llegan tarde pero logran que la espera valga la pena. La oportunidad de ver por encima de la caja negra de los desperdicios.


"- ¿Qué te parece, Fuckowski?
  - No sé, yo soy un águila imperial."

Eso no deja de resultar divertido porque así la vida es más interesante (aunque se pase mal) al fin y al cabo, que para eso somos seres humanos y como tales, somos paradójicos hasta la médula.

Enresumiendo pues:
100 entradas.
Cerca de 3 años en la red.
Cerca de tener algo divertido con alguien e infinitamente lejos de lograrlo.
A contracorriente de la opinión de masas, por norma general, como de costumbre.
Ayudando y siendo ayudado.
La vida siguie, avanza, gira, sube, se tuerce, cae en picado, gira y vuelta a empezar.
Y sin vosotros esto no sería escrito, así que:

GRACIAS GUAPOS/GUAPAS! :*

sábado, 12 de marzo de 2011

Cerca de 30 Carnavales

Hace años me enteré de algo acerca del día que nací. Nací la noche de carnaval. Por lo visto el primer ser humano que me sacó debía llevar un gorro de fiesta. Eran las 11 de la noche de un Sábado de Carnaval y los médicos estaban más por las farras que por mi. Quizàs será por eso que casi nunca me he disfrazado y por estas fechas de fiesta y jolgorio, yo me siento tan indiferente.

Este año cumplí entre semana y que yo sepa es la segunda vez que los carnavales se atrasan hasta coincidir con esos días (habitualmente caen a medianos de Febrero). Algunos amigos preguntaron acerca de los regalos. No me han dado. Tampoco echo nada en falta. Me preguntaron cómo lo iba a celebar. No lo iba a celebrar. De hecho ni se me pasó por la cabeza. Creo que este año ando algo distraído. Creo que estoy reanalizando mucho las cosas y me gusta pensar que empiezo a dar importancia a las cosas que verdaderamente son importantes. Madurar de ese modo puede tener que ver con la cercanía de mi reciente edad con la puerta psicológica de los 30 años.

Me dan mucho coraje los 30, que se suele decir. Los veo como una puerta. Una puerta que inevitablemente voy a cruzar cuando sea el momento, pero para entonces siempre he pensado que había que tener hechas y acabadas algunas cosas. Unos estudios bastante decentes, experiencia en la vida en varios campos, una base económica estable a nivel teórico, y un mayor asentamiento del alma por lo general para dedicarse en cuerpo y alma a empezar otro tipo de vida más centrado en pagarse un techo y formar una família, que otra cosa.
Me veo ya enfrente de esa puerta y no siento que tenga NADA de lo descrito anteriormente, ni experiencia ni estudios, ni vida, ni familia por formar y menos aún, techo. Ya hace tiempo que todo ello me ronda por la cabeza. Permanece en mi zona de memoria volátil (que no sé si es la que se encuentra en el hipocampo cerebral o no) y a menudo pienso en todo eso. Me planteo redireccionar todos los valores a una nueva escala de objetivos que me permita seguir mi camino como a mi me plazca y de modo que me sea útil y de provecho para el mañana. Al fin y al cabo no existe un "camino correcto". Estan los caminos rectos, los torcidos, los incaminables pero cualquiera de ellos será el correcto para mí, si así me lo parece. Así que empiezo a pensar que los 30 pasarán por mi puerta sin pena ni glória, más que para evidenciar que para entonces seguiré creando mi propio camino, ladrillo a ladrillo.

Así que aprovechando los carnavales, sólo(se joda la RAE, me gusta con acento!) me limito a buscar un disfraz desenfadado para no desentonar y a salir a pasarlo bien con la gente. Sin años por celebrar, sin motivos en particular, sólo la música, el ambiente, las risas y con suerte algun beso resbaladizo y alguna visita inesperada.