viernes, 6 de mayo de 2011

Viernes, sí o sí

Hoy es viernes. Al igual que lo fue hace exactamente una semana y (esperemos) lo será en la siguiente.
He dormido poco. Apenas cuatro horas. Al acabar de trabajar por la noche, fui a ver un amigo y estuve hasta la madrugada. A las ocho ya estaba en pie. Si hubiera tenido que trabajar me habría resignado a levantarme, pegarme una ducha rápida y largarme sin siquiera desayunar. Pero hoy tenía un motivo poderoso para madrugar. He quedado con alguien a quien empieza a hacer tiempo que no veo. Alguien con quien aún no he estado a solas sin más que nosotros y el mundo. La mayoría de las veces las personas nos entendemos mejor en ese contexto de intimidad y confianza. 
Aceptó sin pestañear la propuesta que le hice: ir a dar un paseo por un camino que pasa por la costa, ofreciendo unas vistas y una paz dignas de gozar. No se me ocurre un modo mejor de empezar el día de hoy.


Así que, pese al sueño, me levanto de un salto, me ducho a consciencia, me visto, y reviso la hora. Aún voy bien de tiempo, pero mejor que no me entretenga. Reviso la previsión meteorológica y se me escapa una sonrisa de excitación al ver que habrá buen solecico, una temperatura inmejorable y nada de viento a destacar. Será un buen día. Desayuno rápido para quitarme el hambre mañanero y me preparo lo que quede para salir de casa, para repostar carburante y acudir al punto de encuentro a la hora establecida. Cojo el móvil para metérmelo en el bolsillo pero, como hago siempre, lo miro para ver si hay algo, que nunca hay nada especial y ¡Oh sorpresa! Tengo un mensaje. "No estoy solo", pienso el primer segundo, para luego relacionar al otro segundo que en un 99% (o el 78,23%, me da lo mismo) de los casos este mensaje tiene que ver con la cita a la que estoy apunto de acudir en nada y menos. 

Efectivamente, no me equivocaba. No habrá cita. No hoy. Mi viernes no empezará con costa, camino, playa, brisa marina, solecico, ni la buena compañía que esperaba. Lo malo de las inversiones, como se suele decir, es que toda inversión tiene un riesgo y algo que perder. "He pegado el madrugón para nada" es una idea que cruza mi cerebro, como lo hacen las chicas de los combates de boxeo para anunciar el asalto en el que se encuentra el combate. Aún así, me esfuerzo por pensar en mí, en mi bienestar. ¿Algo tan incontrolable como el que una cita no se cancele, va a poder con mi alegría, mis ganas de vivir, y mi tan ansiado viernes?¿Me vuelvo a la cama y a tomar por c**o todo? Yo no quiero que sea así. No quiero resignarme ante las circunstancias.

De modo que he cambiado un poco el chip y he decidido aprovechar la mañana a mi favor, adelantando faena que tendría que haber hecho antes y que iba a tener que hacer deprisa y corriendo después de la supuesta cita. 
Así que aquí estoy, escribiendo esas líneas para dejar constancia de que, aunque poco a poco, mi actitud empieza a ser la que yo decido tener.
Y oye, que bien se llega a estar en el sofá de casa, hecho un pincel, lavado y planchado, instalando xampp en el PC, con Mr.Clapton de fondo y gozando de la buena mañana!!

(and I say my darling, ... you are wonderful tonight...)

2 comentarios:

Fran Rueda dijo...

Supongo que esa es la actidud. Eso es lo que llamaríamos ser positivo, o asertivo. Como decía una persona sabia, "no podemos cambiar el mundo, pero sí podemos cambiar nuestra actitud ante esas cosas".

El paseo era por el Camí de Ronda que llega hasta el Cap de Creus? Si no lo era hazlo algún día, realmente vale la pena.

Un abrazo y que tengas un buen viernes.

Anónimo dijo...

Bueno, está bien; la reacción positiva. No siempre es fácil tenerla, normalmente, si se tiene, es porque sale de uno mismo, porque uno "está en la buena onda". Si forzamos ese positivismo, es que aún no "estamos en ello".

Buen fin de semana.

podi-.