sábado, 12 de marzo de 2011

Cerca de 30 Carnavales

Hace años me enteré de algo acerca del día que nací. Nací la noche de carnaval. Por lo visto el primer ser humano que me sacó debía llevar un gorro de fiesta. Eran las 11 de la noche de un Sábado de Carnaval y los médicos estaban más por las farras que por mi. Quizàs será por eso que casi nunca me he disfrazado y por estas fechas de fiesta y jolgorio, yo me siento tan indiferente.

Este año cumplí entre semana y que yo sepa es la segunda vez que los carnavales se atrasan hasta coincidir con esos días (habitualmente caen a medianos de Febrero). Algunos amigos preguntaron acerca de los regalos. No me han dado. Tampoco echo nada en falta. Me preguntaron cómo lo iba a celebar. No lo iba a celebrar. De hecho ni se me pasó por la cabeza. Creo que este año ando algo distraído. Creo que estoy reanalizando mucho las cosas y me gusta pensar que empiezo a dar importancia a las cosas que verdaderamente son importantes. Madurar de ese modo puede tener que ver con la cercanía de mi reciente edad con la puerta psicológica de los 30 años.

Me dan mucho coraje los 30, que se suele decir. Los veo como una puerta. Una puerta que inevitablemente voy a cruzar cuando sea el momento, pero para entonces siempre he pensado que había que tener hechas y acabadas algunas cosas. Unos estudios bastante decentes, experiencia en la vida en varios campos, una base económica estable a nivel teórico, y un mayor asentamiento del alma por lo general para dedicarse en cuerpo y alma a empezar otro tipo de vida más centrado en pagarse un techo y formar una família, que otra cosa.
Me veo ya enfrente de esa puerta y no siento que tenga NADA de lo descrito anteriormente, ni experiencia ni estudios, ni vida, ni familia por formar y menos aún, techo. Ya hace tiempo que todo ello me ronda por la cabeza. Permanece en mi zona de memoria volátil (que no sé si es la que se encuentra en el hipocampo cerebral o no) y a menudo pienso en todo eso. Me planteo redireccionar todos los valores a una nueva escala de objetivos que me permita seguir mi camino como a mi me plazca y de modo que me sea útil y de provecho para el mañana. Al fin y al cabo no existe un "camino correcto". Estan los caminos rectos, los torcidos, los incaminables pero cualquiera de ellos será el correcto para mí, si así me lo parece. Así que empiezo a pensar que los 30 pasarán por mi puerta sin pena ni glória, más que para evidenciar que para entonces seguiré creando mi propio camino, ladrillo a ladrillo.

Así que aprovechando los carnavales, sólo(se joda la RAE, me gusta con acento!) me limito a buscar un disfraz desenfadado para no desentonar y a salir a pasarlo bien con la gente. Sin años por celebrar, sin motivos en particular, sólo la música, el ambiente, las risas y con suerte algun beso resbaladizo y alguna visita inesperada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno,... la RAE también lo reconoce con acento.
Todo a su tiempo, tampoco hay que forzarlos, si no es a los 30 quizás sea a los 33; todo llegará, sobre todo si "está dentro de la cabeza", aunque sea de forma volátil.

podi-.
www.podi-podi.blogspot.com