sábado, 11 de septiembre de 2010

Cuando menos te lo esperas

He oido por esos mundos de Dios que si deseas una cosa con toda tu alma, ésta se te puede llegar a conceder. Inicialmente la idea de ese concepto es atractiva y, recompensatoriamente hablando, parece justa. Pero que pueda llegar a ocurrir no quiere decir que ocurra siempre. La vida es tan caótica, tan basta, tan incontrolable en ciertos aspectos que la probabilidad de que algo trunque nuestras ambiciones es muy alta. Hay que esforzarse y luchar por lo que uno quiere, pero hay que entender que, queramos o no, a veces las cosas, no pasan por el sendero que imaginamos.

A estas alturas los menos avispados ya imaginareis por dónde van los tiros.
Efectivamente, un servidor ha vivido recientemente una de esas experiencias tan poco agradables, viendo con impotencia como algunas de las cosas por las que ha luchado o ha soñado durante semanas esperando que sucedieran, al final no han sucedido. Han caído una tras de otra cual castillo de naipes.

Es cierto que hay que seguir luchando por esos objetivos, pero la sensación de impotencia ha hecho acto de presencia durante buena parte del rato transcurrido hasta la hora de escribir estas líneas remotas en horas estrañas.

El problema en cuestión ha establecido que habrá que luchar una serie de batallas a cada cual más importante que la anterior. La guerra por ganar es importante, casi se podría calificar de vital. Hay que afrontar bien cada una de las batallas que van a aparecer.

Esa sensación de perder algo por lo que se ha luchado y se ha puesto mucha ilusión es francamente incómoda. Da mucha rabia. Una impotencia tan grande, ese pensamiento de "por qué a mi", ese sentir la ilusión en caída libre hacia el valle del resentimiento y la frustración sin freno alguno, todas esas cosas són terribles. Incluso logran cambiar la actitud de uno mismo, que alterado por la situación responde mal y a todo el mundo. Cuesta controlarse en situaciones así. Y esa no es más que la declaración de guerra.

Ahora, pasadas unas horas del "inesperado" acontecimiento, las aguas vuelven un poco a su cauce. Ahora toca dormir, descansar, rezar un poco quienes lo crean necesario y mañana será otro día, por el que levantarse y luchar.

Ánimos ;)

1 comentario:

xavi dijo...

per guanyar, sha de saber que es guanyarà, qe res anirà malament. Si dones la possibilitat de qe algo no funcioni, murphy ja tho va comentar, no funcionarà.