lunes, 11 de enero de 2010

Unexpected.

Buenas noches. Hace tiempo que no escribo. He estado un poco liado desde el año pasado y me he encontrado un blog lleno de telarañas y olor a abandono. A ver si consigo un poco de regularidad.

Hace una semana que pienso en cómo escribir una entrada. Normalmente me guio por la necesidad de escribir, de transmitir. Hace apenas unos minutos acaba de pasarme algo importante. Así que allá voy.

Hace nada y menos, me han informado del fallecimiento de un chico joven que vivía en la zona. Jugava a baloncesto, tenía 17 años. La amiga que me lo ha dicho, me ha dicho que, pese a no conocerlo en persona, estaba muy dolida y alterada por el trágico suceso. Han creado un grupo en Facebook y la gente escribe comentarios de condolencia. (es mejor que el libro físico de los tanatorios).

Si mi amiga no conocía a ese chico, yo aún menos, però me ha dolido. Al sentirme así, en seguida he empezado a cuestionarme el porqué de ese sentimiento.

Ves el dolor de los demás, te imaginas la família, el cariño y apoyo que media ciudad de Girona y media provincia estan mostrando hacia amigos y familiares... y duele.

Muchos le querían. Éstos lo estan pasando muy mal. Muchos queremos a los que le querían y, al ver que les duele tanto, también acaba por dolernos a nosotros. El sentimiento de que algo muy importante se ha perdido se apodera de la gran mayoría de gente que recibe la triste notícia.

De algun modo, vivimos pensando y aprovechando la vida y, casi por completo, ignorando que la parte más fundamental de la vida es la propia muerte. No queremos saber nada de ella. A nosotros hasta los 90 nada de muertes, "si Dios quiere".

Nos centramos en los nuestros, y en los "nuestros" de nuestros nuestros (leédlo despacio si no lo cogéis) y vamos comprovando de vez en cuando que todos estan más o menos bien, que seguimos todos al pie del cañón. Perder a un sólo miembro de tan basto grupo de personas nos provoca una rotura esquemática que no podemos entender ni aceptar. Ni tan siquiera prevemos que el hecho de perder a álguien es una realidad y que en verdad puede pasar.
Esto no está en nuestros planes. No está en los planes de nadie. Pero pasa y nos coge por sorpresa. Y luego duele, y a veces mucho.

He jugado a baloncesto muchos años, como ya sabeis. Me imagino como se siente cualquier chico de toda la comarca o de la província. Algunos pensarán "Yo no lo conocía, pero había jugado contra él en más de un partido!", y les dolerá. Otros pensarán "me caía como el culo", pero les dolerá igual, o más inscluso si tienen remordimientos.

Desgraciadamente, en días como hoy, me doy cuenta de que el instinto y el amor humano conservan su propia lógica, que no concuerda por nada con la lógica "inventada" por los humanos, pero que nos hace ver que en realidad nos queremos más de lo que aparentamos día a día.

Mis condolencias a la família, amigos y compañeros por tan sensible pérdida.

(Hace tiempo que no escribo y estoy espeso, por eso el texto también lo debe de ser. Mis disculpas)

2 comentarios:

Esther dijo...

jurl, me da pena hasta a mí, que a cuánto estoy ¿400 kms? y desde luego no nos conocemos... supongo que es la capacidad empática humana la que nos hace ponernos en el lugar de otro...

Un besico y feliz año ^^

bolla mare dijo...

eis sesc, cuan de temps sense passar per aquí, veig qe has actualitzat molts cops i qe mhe perdut molt, pero tranqi, avui mateix em poso al dia.

sobre el post, mha agradat molt, sobretot la reflexió final sobre l'amor i la realitat.

records