domingo, 1 de febrero de 2009

Dreaming in a sunday's rainy afternoon

(Poner a reproducir e ir leyendo despacio)

Después de una noche loca de fiesta, con buena música, buen ambiente y buenos amigos me levanto a las 12 del mediodía y me pongo aun dormido en el sofá a ver una final de tenis. Pasan las horas y con los gritos y esfuerzos de los jugadores la sensación de vida diurna vuelve a mi.

Al terminar el partido, respiro profundamente y me meto en la ducha. El agua caliente me estremece. Me pierdo un rato bajo esa lluvia de tranquilidad y libertad que siento dentro de mi. Intento sentir cada minúscula gota de agua que toca mi piel, pero hay demasiadas y tansolo las puedo visualizar y sentir en grupos. La sensación es muy agradable. Vienen a mi memoria los balnearios en los que alguna vez he estado. Cierro los ojos y me siento como si estuviera allí, pero totalmente solo. Que bien me siento hoy.

Salgo de la ducha con el cuerpo bien templado después de un último manguerazo de agua fría. Me pongo el albornoz y me voy de nuevo al sofá. No quiero ver la tele. Miro por la ventana y me fijo en que sigue nublado el cielo como ayer y, al igual que ayer, sigue cayendo una tímida llovizna sobre las calles y tejados de la zona. A esto le falta una banda sonora. Cojo un recopilatorio de jazz y pongo a reproducir el CD etiquetado de "Relaxing Jazz". Ahora sí. Ahora me siento completo y nada me falta en esta vida.


La música, el silencio de todo lo demás, el tímido canto del agua que cae de los cielos, el gris de esta tarde de lujo y yo, que puedo presenciarlo aun dejándome quizás miles de detalles preciosos. Me tumbo en el sofa y miro la ventana en silencio. Saboreo los cambios de tono del contrabajo y las notas alegres de Herbie Hancock cuando toca Cantaloupe Island mientras dejo que todo eso ponga a trabajar mi fantasía. ¿Podría ser éste, un momento mejor? Pienso en ella. Imagino que está aquí conmigo. Esa damisela imaginaria que bailaria tan bien y con tanto estilo que hasta yo podría bailar bien y sentir la compenetración que aquellos que se entienden y se hablan sin mediar palabra alguna. Sería el paraíso, pero sigo solo en casa. No me importa. La satisfacción de estar en harmonía conmigo mismo, aunque sólo sea por unas horas, hace rebosar de felicidad y paz todo mi ser. Me siento vivo. No hay pasado, no hay futuro. No estan ni el bien ni el mal. Sólo yo. Con mi lluvia, mi jazz.

Sólo estamos mi felicidad y yo cogidos de la mano, compartiendo una tarde inolvidable.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

algo hi ha de contradictori en el text, o bé falta una millor distinció de conceptes.. ya te diré

molt bonic, sincer, i descomplicat

ets algo melancòlic, el somriure ala impotencia qe transmet la pluja, als colors morts, a la seva absència, la d''ella' dic; sorprèn com ho en fas de tot això, un plaer

certament, son bonics, els moments qe te fas només teus.
feliç felicitat :)


pd. pero amb barnús no, posat algo més comode la proxima vegada xd

Esther dijo...

vaya... creo que me has dejado sin palabras... muy bonito si señor :)

Fran Rueda dijo...

Qué descripción tan evocadora. Esa sensación la he tenido alguna vez, y mientras te leía sentía el frescor del agua. Notaba como te recreabas, dejando que la piel se hiciera más sensible todavía, como si las gotas la tocaran con intención, como si de un masaje se tratara.

Recordaba en mi piel la sensación de estar con el albornoz puesto, y la piel todavía medio húmeda, pero sin frio, disfrutando de esa maravillosa sensación que es sentirse seguro en casa, mientras fuera llueve.

Precioso texto.

Saludos,

Entrellat